miércoles, 19 de octubre de 2011

Los sueños... Segunda parte.

Igualmente, puede revisar señor Franchaud... (dije con indiferencia y gire mi cabeza hacía mi mesita y tome mi libro de nuevo.

Tal vez Franchaud esperaba más resistencia. Eso lo frustro realmente pues parece que disfrutaba con imponerse. Yo por mi parte estaba cansado de pelear y no iba a darle ese gusto de oponerle resistencia. Siempre creí y creo en la filosofía del Ai Kido con eso de usar la energía del enemigo a mi favor. Esta vez tendría que funcionar...

Franchaud se quedo mirándome con cierto desdén:

- Que lee señor Reinard?

- Un libro de fantasía.

- ¿Como se llama?

- Democracia y libertad de Noam Chomsky

Franchaud dejo escapar una carcajada.

-¿Me permite ese libro señor Reinard?

-Claro que si, a decir verdad me canse de tanta ficción. (Le tendí el libro con displicencia.) y ahora que lo recuerdo no hay mas copias de eso aqui para su tranquilidad.

- Prefiero estar seguro señor Reinard. (acto seguido uso su comunicador) Rindan su informe señores...

Al instante los inspectores llegaron.

-Señor, no encontramos nada relevante o por fuera de los lineamientos del gobierno.

Por dentro me sentía bastante satisfecho pero no completamente. Sobre todo porque observaba detenidamente las reacciones de Franchaud. Se notaba que era un sujeto digno de representar al gobierno mundial y quería imponerse. No le gustaban las cosas fáciles, se notaba como le gustaban los retos constantemente y el que en una librería un viejo acabado fuera una especie de excepción a su aplastante imposición lo hacia sentir frustrado. Se notaba que quería aleccionar a cada persona que se encontrara, pulir constantemente las aristas que pudieran salir al labrado constante de controlar millones de personas y hacerlas marchar al unísono de las doctrinas prístinas del nuevo orden mundial. como se notaba que este viejo no le importaba para nada su gran misión se sentía mal. Eso era algo inevitable y contaba con eso.

- Disculpe si ocupe algo de su valioso tiempo señor Franchaud.
- No se preocupe señor Reinard, de todas maneras esto no ha terminado.

Dicho esto tomo el libro de Chomsky y después de mirarlo con desdén lo metió en un incinerador portátil. Giro a mirar mi reacción por 3 segundos y se planto firme de nuevo al no obtener mayor sorpresa de mi rostro. Al fin y al cabo ese libro esta incubado en 3600 sitios de la red y solo una orden directa los liberaría. lo único que lamento es que esa era una edición del 2007.

-TRAIGAN A GONZÁLEZ (Dijo Franchaud con voz fuerte e imperativa)

Ese apellido tan genérico no me hubiera alertado en nada de no ser por que mi amigo Francisco era el que cruzaba la puerta escoltado y empujado por dos policías de uniforme negro, al verme no pudo hacer más gesto que aquel que pide perdón con la mirada.

Me estremecí.

El sabía muy bien del plan, de muchos de los lugares, los contenidos y la forma de esconderlos. No pude pensar en nada más ni planear nada más cuando dos hombres me tomaron de los brazos y otro con sus guantes me registro de manera rápida y sin cortesía. Fui sacudido como un guiñapo mientras sacaban las cosas de mis bolsillos.

Después de seleccionar y apilar mis cosas en la mesita de al lado se interesaron en unos apuntes encriptados de mi libreta personal. Maldije mi falta de memoria de toda la vida y me prepare para lo peor.

- Muy bien González (dijo Franchaud) si sabe lo que le conviene es mejor que nos diga que tiene apuntado aquí el señor Reinard. (levanto mi libreta abanicándola frente al rostro de Francisco) Por lo que veo esto esta cifrado a pesar de estar escrito en perfecto español. (la última frase la dijo en un muy buen castellano para mi sorpresa y empujo la libreta sobre el pecho de Francisco). Depende de usted tanto el futuro del señor Reinard como el suyo, así que quiero toda la verdad.

Francisco empezó a escribir en otra libreta nerviosamente mientras leía la mía. Encima de él tenia a los dos guardias y a Franchaud quienes prestaban total atención a como leía y como escribía. Más de una vez tachaba y corregía.

Yo por mi parte estaba sudando sin darme cuenta. El frío del otoño desapareció.

Luego de un cuarto de hora interminable Francisco termino de escribir y le paso los apuntes a Franchaud. El por otros 10 minutos más interminables aún comparo las 2 libretas.

-Tranquilo señor Reinard (dijo Franchaud satisfecho) su secreto estara a salvo conmigo.

Abrí los ojos con total incredulidad.

-Si Reinard, no crea que nosotros los representantes del gobierno somos despiadados, yo sé que a su edad debe estar cansado de su esposa y que visitar jovencitas complacientes es algo normal. Su señora, la cual aparece en mis registros, no se enterará de nada. Esto no es nada comparado a la infame propaganda que algunos dignos de ser torturados y muertos diseminan sin descanso, calumniando el buen nombre del gobierno. Eso si no tiene perdon... Este tipo de minucias no pueden ocupar nuestro tiempo. Lo felicito por su librería, espero que siga por la gloria del gobierno mundial y su miembros.

En ese instante recibió una llamada.

-Aquí Franchaud... ¿Que? Infames! Voy de inmediato.

La prisa del oficial le hizo olvidar mi libreta, la cual estaba ya con una calcomanía con código de barras. salio de la librería junto con sus oficiales a toda prisa. El dejar de tener importancia para ellos fue la última cuota para saldar mi cuenta con el gobierno mundial.

Varios meses después me encontré con Francisco, sin preguntarle nada se apresuro a decirme:

Lo siento Reinard... Fue lo único que se me ocurrió.

Después de una carcajada mutua enviamos la orden para bombardear la red mundial con audio-libros, textos y películas de Farenheit 451.
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Esto en un 80% fue un sueño que tuve y si no lo escribía me reventaba. Espero opiniones y más por la urgencia que tuve de escribirlo sin revisar mucho.