domingo, 22 de septiembre de 2013

A cronique du sentinel 2 parte

Segunda y última parte del relato. Junto las últimas entregas en este solo artículo Disfruten el final de la historia y espero comentarios para pasarle a mi amigo Ijaaiva.
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Mientras reposaba en la orilla, terminando de sacar el agua de mi piel antes de entrar en mi uniforme, el ánimo de los humanos parecía no mejorar, perder a un compañero siempre causa tristeza, pero para mí raza si un explorador o un guerrero murió cumpliendo con su deber es motivo de alegría, se le da un funeral, poniendo su hinkirith o su “barthar” (una lanza tribal usada por mi tribu asignada a un explorador o guerrero) en un espacio especial dentro de su pueblo. Realmente no es que en mi planeta tenga muchas superficies sólidas, así que hemos usado y colonizado nuestras lunas (las cuales también contienen grandes cantidades de agua) para los asentamientos de nuestras tribus.

Una vez terminado el descanso empezamos una búsqueda mucho más rápida, la urgencia de la seguridad y la vida de sus camaradas motivo a los humanos. Cuando les comente de las plantas carnívoras y se cuerpos vivientes gigantescos merodeando en el planeta su pesimismo pareció cambiar a un sentido del deber.

El capitán me entrego el cinturón de campaña de Zaitsev, el cual contenía una foto, un pequeño paquete de un material (conociéndolo posiblemente explosivo probablemente ilegal) y su cuchillo de campaña. Realmente nada útil teniendo en cuenta que la mayoría de su armamento aún está en la nave o lo que ha quedado de ella.

No pasaron muchos ciclos antes de encontrar incrustado en el coral otro de los cuartos de escape, se alcanzaba a notar un manchón de sangre en la puerta del mismo, al parecer perdió el impulso y cayo zancas arriba, lo primero que hicimos fue intentarlo sacar del arrecife, no pensé que esta clase de mecanismos fuese tan pesado o quizá el coral estaba intentando retenerlo en el suelo, después de varios intentos lo desatascamos de la masa rocosa.

jueves, 5 de septiembre de 2013

A cronique du sentinel

Este es un cuento que esta publicando mi amigo Ijaaiva en facebook y que transcribo aquí. Por supuesto es dentro del universo de Galaxy Sentinels.

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A CRONIQUE OF A SENTINEL: PARTE 1

Los humanos tienen un raro sentido de la palabra “alienígena”, se han esparcido por toda la galaxia como una enfermedad, más cruel y sangrienta que la infección “ayuji” que casi acaba con mi especie hace muchos ciclos; ante tal catástrofe llegaron como las buenas mareas aquellos arboles gigantes y dieron un nuevo respiro a mi raza (lo cual es irónicamente gracioso ya que la infección afectaba nuestras branquias).

Me acababa de despertar, salte de mí estanque, corrí a la ducha, procure quitarme ese horroroso aroma a cloro que me acompaña cada mañana (no sé por qué los humanos usan tal sustancia para mantener limpia su agua), me coloque mi uniforme y antes de salir revise mi forma ante un espejo.

Mis largas, fuertes pero no musculosas zancas, mi esbelto y resistente torso, y mis remos del mismo calibre; empacadas en el uniforme de los centinelas, adaptado para permitir la flexibilidad y forma de mi cuerpo.

Salí de mi habitación quedándome inmóvil frente a mi puerta, ignorando los demás cadetes mientras el jupiteriano, nuestro capitán, pasaba revista de la compañía; pese a su tosca actitud suele ser amable conmigo, creo que es porque soy el único del grupo que puede mirarlo a sus pupilas sin tener que mirar hacia abajo.

--cadete Ahrjarh— (ese soy yo) dice en su gruesa y retumbante voz el jupiteriano, una vez pasada la revista, --repórtese al comando, ¡compañía, Ar!--. Devolviéndome a mis aposentos, abrí el baúl done se encuentra mi “hinkirith” un arma tribal de mi planeta natal, la cual me han dejado traer hasta los cuarteles de los centinelas. Para ellos no es más que un “tridente” o al menos así ellos lo han denominado. Para mí, mi raza, mi tribu, mi especie, es el significado de adultez, de madurez, de un honorable guerrero.

Es extraño también que los humanos usen el oxígeno en su aire, por lo que entiendo ellos lo inhalan en pequeñas cantidades, aun así, me es difícil respirar en esta atmosfera artificial, al llegar a la cabina de mando he tenido que detenerme un segundo para guardar la compostura dejar de jadear, levantar la mirada, y entrar.

En la imagen flotante de aquel cuarto se encontraba el oficial de mando de nuestra unidad, un terrícola, me informa de una misión de exploración a un planeta en el sector 7 a los límites del sector 8, dando detalles de su atmosfera, su superficie, mayormente cubierta de agua, aceptando las ordenes me he retirado del cuarto y he ido con el capitán Alviss, el jupiteriano, quien se encuentra dando las instrucciones a la compañía, al entrar me señala como su segundo al mando, la mayoría de ellos terrícolas, exceptuando por el venusino, nos hemos embarcado en un transporte espacial.