jueves, 5 de septiembre de 2013

A cronique du sentinel

Este es un cuento que esta publicando mi amigo Ijaaiva en facebook y que transcribo aquí. Por supuesto es dentro del universo de Galaxy Sentinels.

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A CRONIQUE OF A SENTINEL: PARTE 1

Los humanos tienen un raro sentido de la palabra “alienígena”, se han esparcido por toda la galaxia como una enfermedad, más cruel y sangrienta que la infección “ayuji” que casi acaba con mi especie hace muchos ciclos; ante tal catástrofe llegaron como las buenas mareas aquellos arboles gigantes y dieron un nuevo respiro a mi raza (lo cual es irónicamente gracioso ya que la infección afectaba nuestras branquias).

Me acababa de despertar, salte de mí estanque, corrí a la ducha, procure quitarme ese horroroso aroma a cloro que me acompaña cada mañana (no sé por qué los humanos usan tal sustancia para mantener limpia su agua), me coloque mi uniforme y antes de salir revise mi forma ante un espejo.

Mis largas, fuertes pero no musculosas zancas, mi esbelto y resistente torso, y mis remos del mismo calibre; empacadas en el uniforme de los centinelas, adaptado para permitir la flexibilidad y forma de mi cuerpo.

Salí de mi habitación quedándome inmóvil frente a mi puerta, ignorando los demás cadetes mientras el jupiteriano, nuestro capitán, pasaba revista de la compañía; pese a su tosca actitud suele ser amable conmigo, creo que es porque soy el único del grupo que puede mirarlo a sus pupilas sin tener que mirar hacia abajo.

--cadete Ahrjarh— (ese soy yo) dice en su gruesa y retumbante voz el jupiteriano, una vez pasada la revista, --repórtese al comando, ¡compañía, Ar!--. Devolviéndome a mis aposentos, abrí el baúl done se encuentra mi “hinkirith” un arma tribal de mi planeta natal, la cual me han dejado traer hasta los cuarteles de los centinelas. Para ellos no es más que un “tridente” o al menos así ellos lo han denominado. Para mí, mi raza, mi tribu, mi especie, es el significado de adultez, de madurez, de un honorable guerrero.

Es extraño también que los humanos usen el oxígeno en su aire, por lo que entiendo ellos lo inhalan en pequeñas cantidades, aun así, me es difícil respirar en esta atmosfera artificial, al llegar a la cabina de mando he tenido que detenerme un segundo para guardar la compostura dejar de jadear, levantar la mirada, y entrar.

En la imagen flotante de aquel cuarto se encontraba el oficial de mando de nuestra unidad, un terrícola, me informa de una misión de exploración a un planeta en el sector 7 a los límites del sector 8, dando detalles de su atmosfera, su superficie, mayormente cubierta de agua, aceptando las ordenes me he retirado del cuarto y he ido con el capitán Alviss, el jupiteriano, quien se encuentra dando las instrucciones a la compañía, al entrar me señala como su segundo al mando, la mayoría de ellos terrícolas, exceptuando por el venusino, nos hemos embarcado en un transporte espacial.

El venusino ha terminado de revisar los parámetros de la IA de la nave, yo aun no entiendo de esas cosas, pero ella se hace llamar “CARTAGGLETTA”, tampoco entiendo el sentido de los humanos de ponerle nombres femeninos a los vehículos que van a abordar y los va a acompañar en sus viajes, momento, esperen, creo que lo he entendido.


Fue una pequeña mirada al espacio desde el cuarto del sueño helado, por lo menos no despertare oliendo a cloro, pero sentiré mi cuerpo dormido por un rato. El capitán y “Nerch” nuestro piloto han revisado la ruta del viaje, yo dormiré mientras ellos se encuentran en su estado de muchos ciclos sin dormir y aun así no poder hacerlo.

Abrí mi compartimiento revisando que el resto de la compañía estuviera en sus compartimientos, el venusino es el único que no se encuentra, ni en la cabina de mando ni en el cuarto designado, “será mejor su desempeño si tiene descanso durante su viaje”, pensé, entre a mi cabina y me puse en una posición cómoda antes de que el calosfrió y esa sensación de picazón alcanzaran mis largas orejas.

“…un gusto haber compartido un viaje con ustedes” dice a lo lejos la IA mientras espabilo de mi sueño, las señales de alerta de la nave y el letrero de “eyección”; presione el mecanismo de salida del cuarto y este no respondía, agarre mi arma de plasma y dispare a la puerta, el vidrio cedió y logre salir de el con unas cuantas cortaduras en mis remos, el cuarto empezó a ceder mientras el mecanismo de seguridad empezó a mandar uno por uno los pequeños cuartos fuera de la nave, incluyendo el mí.

Recogí mis cosas del cuarto de seguridad mientras las luces amarillas y rojas parpadeaban en el cuarto y al abrir la puerta en los pasillos, me dirigí al cuarto de mando, donde el capitán, el piloto y el venusino intentaban tomar control de la nave mientras la IA decía: “error, apagando los escudos, apagando los motores anti-gravitatorios, riesgo de impacto inminente, va a ser un placer ser destruida con ustedes”, --haga lo que haga empiece a solucionar la situación—la voz retumbante gritaba al venusino, este último en estado de conmoción, intentaba hacer algo.

--pensé que estaría en criogenia, cadete—el jupiteriano miro a la puerta en la que me encontraba
--penseh quhe pohdriah sehr de utilidad aki capitán— me dirigí hacia el mientras hacia la reverencia frente a alguien de rango superior.
--¿Qué hará el resto de la compañía en el planeta sin un líder?—se agarra su enorme y gruesa cabeza en sus igualmente enormes manos—pensé que enviándolo con ellos la misión no sería un fracaso—

Eso explicaría la orden de salida de la nave, ahora cuatro de nosotros nos encontramos en una situación difícil mientras nuestro transporte va a estrellarse con el planeta, mientras nuestros otros seis integrantes se dirigen durmientes en sus capsulas seguras hacia el planeta marino. Mientras la fuerza del planeta nos atraía lentamente hacia él lo único que pudimos hacer fue ayudar al piloto desde el cuarto de maquinaria para tener nivel de entrada al entorno del planeta tal que al estrellarnos, uno de nosotros quedara con vida, o eso esperábamos.

La IA no paraba de reír mientras la ligereza de la nave empezó a aumentar, creo que hubiera sido de más utilidad sacar del sueño a “Ajhal” nuestro mecánico, tal vez una mala decisión de parte del jupiteriano, pensé al principio pero si la nave aun así fuese a estrellarse, entre los sobrevivientes debería de haber quedado el para poder reparar la nave o comunicarse para pedir refuerzos, no parece una mala decisión al largo plazo. La nave empezó a estremecerse mientas el calor en el interior empezó a ir en aumento.

Recuerdo el estremecimiento, el vacío en mi pecho, y como la estructura empezó a girar. El golpe contra el piso de la cabina y el fuerte sonido del agua corriendo por la parte inferior de nuestro transporte termino en el pequeño silbido de las olas. Mi mirada paso rápidamente por la habitación, el jupiteriano dándole alguna extraña muestra eufórica a Nerch. Aun no entiendo esa clase de cosas.

Me asome por el gran vidrio reforzado, grandes arrecifes constituyen la parte rocosa del planeta y esta a su vez se encuentra cubierta ligeramente por una capa de agua, algún sol cercado da una tonalidad verdosa a la superficie. El aroma entrante me recuerda mi planeta, retire mi casco, saque mis orejas del traje, y deje que respiraran.

Organizamos un pequeño grupo de expedición, intentaríamos recoger muestras y reparar la nave, pero sin nuestro Xeno-biólogo y nuestro mecánico sería difícil, así que encontrarlos seria nuestra prioridad, mientras el venusino que quedaría en la cabina de mando, no entendí bien las instrucciones que le dio el capitán, salimos de la nave: el capitán, Nerch y yo.

Con nuestros equipos de exploración y armas empezamos la búsqueda, caminar en esta superficie no me fue difícil, pese a partes del arrecife que se hundían a nuestro paso y otras partes que daban directamente a caídas vertiginosas de aquel mar verde oscuro, tornando a negro; el arrecife sólido y rocoso no represento dificultad en el movimiento.

Nos cansó de alguna forma no tener referencia respecto a los ciclos, un planeta sin lunas, sin sol o sin estrellas identificables a la vista. Nuestro entrenamiento dio frutos, en un arrecife de aquellos esponjosos, incrustado una de las pequeñas habitaciones, su placa “Hilly”, “hemos encontrado al pistolero”, dijo el piloto mientras el capitán revisaba como des-helarlo.

Ellos revisaron y abrieron el compartimiento, Hilly solamente bostezo, abrió, flexiono sus brazos y sus piernas y pregunto que si habíamos llegado, agarro su cabeza, salió de aquel cuarto y pregunto dónde estaba la nave --recoja su armamento del compartimiento de salvación y únase a la compañía—dijo en su retumbante voz el capitán.

Hilly tomo su fusil de plasma y su cuchillo, continuamos la caminata, no pasaron muchos ciclos antes de empezar a quedar cansados, los humanos empezaron a disminuir el paso, creo que ellos no están acostumbrados a esta clase de ambiente, seguimos el paso siguiendo el radar.

Habiendo revisado los lugares por los que pasábamos, note partes del arrecife que parecieran destruidas, no el efecto que tendrían las olas del agua en las partes rocosas, tal vez no tener la influencia de entes astrales han dejado a este planeta estático en medio del sector siete.

Las señales daban a cierto lugar, intentamos rodear el cuerpo de agua por el arrecife, terminando alejándonos más de lo planeado, ya cansados el capitán decidió que habríamos de acampar en aquella terminal del arrecife y descansaríamos, me miro de una forma que aún no logro determinar bien en los humanos, y movió sus labios a manera de mueca.

Era hora de entrar al agua, nada me causaba más emoción, llegó la oportunidad a manera de orden por parte del capitán, no me causo bochorno retirar mi uniforme, dejando mi esbelta figura azul al reflejo del agua. Prepare mis aletas de mis zancas, de mis remos y de mis largas orejas para entrar en aquel oscuro mar. Hubiese sentido algo de eso si hubiese alguna hembra de mi especie, incluso algún representante de mi especie, incluso el Xeno-biólogo, “espero no sea su cuarto” pensé, el me observaría como un objeto de estudio o algo más, en ese sentido creo que nuestras especies son parecidas.

Tome mi arma tribal y entre al agua, intentando identificar en qué clase de fluido habría de desplazarme, espere un agua turbia y algo de corriente o movimiento, pero nada más fuerte que el pequeño oleaje de la superficie. El capitán me entrego un comunicador, a sabiendas de que el agua en algún puto haría corto, dándome indicaciones de hasta donde habría de dirigirme antes de sumergirme en aquel inmenso verde.

Al llegar a cierto punto dio la orden de bucear, para los humanos puede resultar en una acción diferente, para nuestra raza, no es algo difícil, es nuestro entorno, me sumergí esperando un entorno más oscuro, tal vez me fascine por aquellos vividos colores brillantes del coral bajo el agua, como si los rayos de algún sol o estrella candente lejana pasara por aquella superficie y sus rayos quedaran impresos y cambiantes con el oleaje.

Respirar en este entorno no es difícil, pero a medida que me sumergía las luces brillantes empezaron a desvanecerse, mis ojos se adaptaron fácilmente, estamos acostumbrados a la noche en nuestro pequeño planeta acuático, divise no muy lejos una de nuestros cuartos de escape, empecé a dirigirme hacia él, notando un pequeño movimiento en una parte más profunda. Al llegar a ella, el cuarto se encontraba abierto, posiblemente ya despertó y salió a la superficie. Si esta aun congelado o adormilado seguramente no sobrevivió, revise la placa “Zaitsev” alcanzaba a leerse, el experto en armamento pesado. Un mal presentimiento llego a mi más rápido que el cálculo de emerger o el plan de hacer una ronda para encontrarlo.

Una especie de grupo de algas a manera de tentáculo salió de la oscuridad e intento agarrarme de mi zanco izquierdo, lo esquive a tiempo, lo suficientemente lento para que agarrara mi zanco y remo derecho, empezando a jalar hacia el fondo, libere mi remo con un rápido movimiento de mi hinkirith, una pequeña flexión de mi cuerpo me permitiría llegar hasta mis zancas y cortar el alga.

En aquel gran cuerpo oscuro de lecho marino, flotaba el uniforme de un cadete, no tengo que ser un biólogo para identificar el cuerpo de un humano cuya carne ha sido arrancada, sus huesos carcomidos y su uniforme rasgado. Había escuchado a los humanos decir cosas respecto a plantas que comen carne, del porte de una nave, pero en este momento esa idea no resulta tan ridícula.

Corte los tentáculos que se acercaban a mí, extendiendo mi tridente, intentando agarrar su cinturón de campaña, quedo incrustado en uno de los dientes y empecé a emerger, los tentáculos llegaron a su cuerpo, jalando, empezaron a destrozarlo y por un momento casi pierdo su cinturón, acelere y llegue a la superficie. Mire al capitán mientras sacaba el cinturón del agua, mire al coral mientras se lo entregaba—“Zaitsev”—dije mientras agua corría por las pupilas del jupiteriano.

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