Daniel Kvasznicza Julio 2005 CG Society © |
Para ese año ni siquiera los poderosos refugiados en sus edificios de cristal y en sus condominios resguardados sabían que hacer, confiaron en que el bien pagado programa espacial les diera tiquete para que la ya inmensa estación espacial internacional los resguardara por generaciones hasta que se calmara todo.
Cuando los habitantes de las malolientes ciudades les pidieron auxilio era tarde, se habían ido y dejaron abierta la jaula. Ni el ejercito ni la policía de ninguna nación estuvo allí, ya no había intereses que proteger y cada quien ahora cuidaba de su propio pellejo. Solo en el NORAD y en AREA 51 estaba la conexión entre la Estación Espacial Internacional por si los “amos y señores” requerían algo de la caótica tierra.
Ese mismo año hicieron su entrada triunfal a las ciudades del mundo las pesadillas de la infancia: Dinosaurios carnívoros, primates superdesarrollados, dragones, hordas de chupacabras y más bestias nacidas de la probeta o de sus residuos. La gente tuvo que huir o refugiarse pero ahí estaba la enfermedad sintetica esperándolos, nueva o repotenciada y carcomía el cuerpo en días a causa de la fiebre.
Aun así todo estaba planeado. Una vez quedara la tierra limpia de toda esa “escoria” los amos y señores tendrían listas las vacunas y los sedantes para dominar sobre las bestias y resistir las enfermedades, tenían soldados leales que vendieron su alma a cambio de escapar del caos o ser soltados allá. No había falla. O eso creían…
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